Pau Martí Felip, de 23 años y graduado en Comunicación Audiovisual, entró a trabajar hace dos años como editor de vídeos en una empresa digital. Con el tiempo, vio que su labor cambiaba: “Así surgió ser prompt engineer [ingeniero de peticiones], que es una mezcla creativa y tecnológica de dar instrucciones a las IA para que te den respuesta”, dice. Las nuevas aplicaciones de inteligencia artificial para crear imágenes, texto y pronto vídeo o música necesitan recibir peticiones en texto de lo que queremos. Esa petición puede ir de una frase sencilla (“prepara unos estiramientos de 10 minutos para mayores de 70 años”) a una intrincada instrucción de ocho líneas que incluye detalles sobre los colores, fondos o técnicas de una imagen, por ejemplo.
Pau Martí Felip cambió de oficio en su empresa: ahora es ‘ingeniero de peticiones’, labor impulsada por las primeras aplicaciones, pero con futuro incierto